viernes, 28 de marzo de 2008

Semana Santa 2008 en Aucallama - Huaral




Miércoles 19 de marzo, 10:30 pm.

- Oye Bart, ¿Cómo es mañana?
- Nada “gordo”, ya estoy en Aucallama, salí con los Alaba y Tito Rojas
- Oe Bart, eres una falla. Ya no te hagas paltas mañana yo arranco tempranito con toda mi gente y con mi hermano Miguel.
- Jajaja, mentiras gordo, estoy en Lima todavía. ¿Cómo es mañana?
- Ya pues tío, 8:30 am en el cruce de Faucett con La Marina
- Pero 8:30 en punto gordo. No me vas a hacer esperar
- ¿Esperar? Si no estás a esa hora yo me arranco nomás.
- No se diga más. Mañana salimos 8:30 am.
- Chaufa mi querido “Medalla de Oro” jajajaja

Bart es mi amigo Israel Hidalgo Boyd. El tiene su carrito Toyota adquirido hace pocos meses, y ya hemos salido a las afueras de Lima un par de veces juntos, generalmente el va detrás de mí porque, (disculpa Bart), aún no conoce bien algunas rutas, jajaja. Al comienzo yo también era así. Pero me da un gustazo viéndolo manejar su “caña”.


Jueves 20 de marzo, 8:42 am

-Oye gordo ¿Dónde estás?
-Bart ya estoy llegando. Espérame un toque, estoy “tanqueando” el carro.
-Eres una falla gordo, mira la hora que es. Estoy en el cruce de Faucett y Venezuela.
-Ya no seas llorón, ya estoy llegando.

Por dentro me imaginaba la cara de Sarita (la esposa de Bart). Supongo que la pobre madrugó para estar 8:30 am tal como habíamos acordado. Me sentí avergonzado con ella, con Bart……. Me sentí avergonzado con Sarita.

Nos encontramos en el cruce de Faucett con Venezuela a las 9:00 y empezamos nuestro corto viaje hacia Aucallama en Huaral. Allí ya nos esperaban los hermanos de nuestra congregación que habían salido la noche del miércoles 19, junto con hermanos de iglesias hermanas a la nuestra.

Llegamos a Aucallama a las 10:00 am. Luego de un viaje tranquilo y gracias a Dios sin ningún incidente, y el solo hecho de cruzar las puertas del Campamento Buenas Nuevas hace volver a nuestras mentes tantos campamentos allí vividos. No recuerdo cuántas veces estuve en el campamento ya que desde 1985 he sido campero allí en muchas oportunidades, de allí que el lugar me recuerda anécdotas, amigos, consejeros y decisiones tomadas.

Mis padres habían viajado en su camioneta el día anterior y habían guardado camas para mi y mi familia. Sebas no nos dio tiempo a instalarnos, ni bien bajó del auto ya estaba jugando con la tierra y no entraba en su cuerpo de tanta alegría, pero era tiempo de estar en su clase, así que renegando entró a su clase donde muchos niños ya disfrutaban el tiempo juntos y “papito de allí vamos a jugar en la piscina ¿no papito? – Si hijo, pero primero a tu clase. – Grrrrrr ya papito”

Dejamos las cosas en nuestra cabina, luego a Angélica Rosalía en el servicio de cuna (ella feliz se quedó) y con Angelita nos fuimos a la capilla junto a Bart, mientras Sarita sufría para que su “Dankish” acepte a quedarse en la cuna. –“Vamos Bart, eso puede tardar mucho tiempo” – Si, vamos yendo gordo”

En la capilla el Pastor Bernabé Vega ya daba su clase sobre “El Precio del Discipulado”. Ese fue el tema del campamento, y en verdad un tema que tocó mucho mi vida, porque muchas veces creo que el “estar allí” cerca de Dios, en la Iglesia cada semana junto con mi familia, es suficiente, y no lo es. Dios desea más que eso, y eso que desea tiene un precio para nosotros. Es difícil ser un seguidor de Cristo, allí está el tipo que viene decidido a Jesús y le dice “Te seguiré, pero primero déjame que entierre a mi padre”, lo cual no quería decir que su padre ya estaba muerto a punto de ser enterrado, sino que el tipo deseaba que primero muera su padre y una vez enterrado recién podría seguir al Maestro. No hay nada que hacer que las cosas terrenales nos atan mucho a esta tierra y nos quitan la perspectiva de lo que Dios desea de nosotros. Bueno. Acabó la lección y nuestro Pastor hace el anuncio que nadie esperaba hasta ese momento.

-Hermanos: A las dificultades del viaje de anoche (uy, recién me enteré que hubo dificultades) se suma un imprevisto lamentable. Acaban de informarme que el la bomba de agua que llena la piscina está dañada y no ha sido posible repararla.
-Noooooooo!!!!! (unísono de la congregación)

Uyyyyyy, yo lo entiendo pero, ¿y ahora que le digo a Sebas? El estaba tan ilusionado con lo de la piscina. “-Bueno ya veremos la forma de explicárselo. -¿Crees que lo entienda Gustavo? –No lo se Angelita”.

Felizmente lo entendió, eso sí, al no poder disfrutar del agua, encontró en la tierra su mejor medio de diversión. Sacudirlo era ver como de su cuerpo salía una nube de polvo y tierra, finalmente el lo que quería era divertirse, fuera con agua o con tierra.

El jueves santo pasó rápido, aprovechamos para jugar relajarnos un poco. Lamento que Angelita no haya podido dormir lo suficiente por la tarde; la pobre había trabajado en casa hasta altas horas de la madrugada para poder ir al campamento y no estar angustiada por temas de trabajo esos días.

Como a las 10:00 pm mi viejo me invitó a ir a tomar unas gaseosas mientras conversábamos un poco. Me gustó su invitación y fuimos al kiosco compramos unas gaseosas y unos piqueos conocidos como Cheese Trees (“Chistrís” para los niños). Ambos tomamos un par de gaseosas y un par de bolsitas del dichoso piqueo, mientras conversábamos de todo un poco. Me sorprendieron algunas preguntas que me hizo mi viejo, y no tuve reparos en contestárselas con la mayor franqueza, como siempre lo he hecho. Ya como a las 11:00 nos fuimos al “sobre”.


Viernes Santo. ¡Santo Viernes!.

Mi viernes Santo empezó de la peor manera, yo calculo que a la 1:00 am mas o menos. Un fuerte cólico me llevó de las orejas al baño para una evacuación nunca antes tan líquida. “¿Qué ha pasado?” Me preguntaba como a las 4:00 am luego de haber ido por cuarta o quinta vez al baño y haber sufrido largas horas de cólicos sin poder dormir. ¡Que horrible! Hacía mucho tiempo no tenía una indigestión como aquella, sentía un malestar increíble, tuve fiebre, y lo único que quería a las 6:00 am era dormir media hora corrida, y de pronto: “-¿Ves papito?, yo te dije: No hay que comer “chistrís”. – Ya hijito, ya no voy a comer otra vez. – Eso te pasa por desobedecerme, yo te dije: No comas “chistris”. La verdad me hubiera gustado que me lo diga, pero era muy tarde.

Todo el santo viernes, o viernes santo ¿qué mas da?, la pasé en cama sin poder siquiera ponerme en pie. Un malestar increíble con fuerte dolores de cabeza. Unas infusiones y unas pastillas gentilmente suministradas por mis queridos amigos Luis Valqui y su esposa Fanny (Misioneros en La Oroya) fueron suficientes para calmar la indigestión. Ya por la noche en hambre me obligó a abandonar mi lecho de dolor y con una fuerte migraña fui al comedor a “echarle algo al cocodrilo”. Allí nuevamente la generosidad de Los Valqui (lo digo con mucho cariño) se manifestó con una pastilla que calmó mi fuerte dolor de cabeza. Una infusión y una mazamorra de membrillo fueron la cena de esa noche. “-Papito, ya no vuelvas a comer “chistris” ah. – Ok Sebas, ni ahora ni nunca más. – Si no te vas a enfermar otra vez, tienes que aprender a obedecer. – Ok hijito”.

Por la noche, se había programado una noche de sketchs. Fue sin lugar a dudas un tiempo muy divertido, en la que ya sabemos, muchos sacan a relucir sus dones histriónicos. “El tema del verano”, esa propaganda de celulares Claro, fue motivo de más de una representación. Fue gracioso ver a algunas hermanitas bailar el tema del verano, girando sus charolas y cantando “Claro que movemos el arroz”, y es que si algo bueno me pasó ese viernes, fue estar en cama a la hora de almuerzo, ya que el comentario era que el arroz salió por decirlo de alguna manera… desastrozo.

Luego de los sketchs, acompañado de Angelita nos juntamos con Israel y Sarita, con mi hermano Miguel e Ikevana, y conversamos buen rato cerca al kiosco y lo más lejos posible de los “chistris”. Recordamos anécdotas y personajes del campamento, y entre risa y risa se nos fue la noche y llegó la hora de dormir.


Sábado 22 de Marzo

El sábado se pasó rapidito. El devocional de la mañana muy bonito y las clases de los pastores también. Fue un tiempo de meditación y decisiones para mejorar. Ser un discípulo de Jesús es difícil pero fuimos llamados para hacer esa labor.

Luego se presentaron los niños a cantar y Sebas nuevamente fue vencido por su rechazo a ser aplaudido. Luego de cantar junto con los niños de su clase, cuando todos aplaudieron el se puso a llorar y a expresar su enojo. Con mucho cariño tuve que bajarlo del escenario y consolarlo y decirle que ya había acabado todo.”-Yo no quiero a esta gente que me aplaude papito”.- Yo lo se hijo, yo lo se, pero ya acabó. –¿Dije cosas feas papito? – Si muy feas, pero ya pasó”.

Me animé a correr tras la pelota un rato, un duchazo, el almuerzo y llegó la hora de partir. Guardamos nuestras “chivas” y en caravana con Bart y la poderosa Ford de mis viejitos nos despedimos una vez más del Campamento Buenas Nuevas, agradeciendo a Dios por el tiempo allí vivido y deseando volver una vez mas.

-Papito ¿Por qué comiste “chistris”? Yo te dije que no comas eso, ¿ver por desobediente?
-Si hijito, pero ya debes dormir. Mañana hay que ir a la iglesia.
-Ya papito, pero no vuelvas a comer “chistris”.
-Ya hijito. Hasta mañana. Te amo mucho
-Yo también. Pero no seas desobediente.
-Sebas, a dormir.