viernes, 13 de junio de 2008

¿En las manos de quién?


Una amiga mía, a la que he aprendido a querer mucho con el paso del tiempo, me contó con mucha tristeza la causa de una preocupación que no ha dejado de atormentarle en las últimas horas: Un quiromántico “leyó” la mano de su amado y le “predijo” que luego de que unan sus vidas en matrimonio serán muy felices por un tiempo, tendrán algunos hijos pero que finalmente él dejará sola a mi pobre amiga por decisión propia.

Pobre mi amiga, la vi triste y muy preocupada y no es para menos. Todos deseamos que nuestro futuro sea el mejor. Me consta que ella es una excelente persona, una chica muy progresista, con mucho talento y me alegra ser testigo de su desarrollo personal y profesional. No es justo que esté pasando estas horas de preocupación por lo que “dice” la palma de la mano de su amado.

Todo esto que le pasa a mi buena amiga, me ha traído el recuerdo de dos eventos que en su momento representaron para mi muchas horas de angustia, sentimientos de culpa, y temor hacia el futuro. Les relataré a continuación ambos eventos:
Corría la segunda mitad del año 1996 y apenas era un chiquillo de 22 años que luchaba por acostumbrarse a vivir lejos de sus padres en las heladas tierras de la lejana Huancavelica. Trabajaba en la construcción de la carretera Izcuchaca – Huancavelica y vivía en un pequeño pueblo llamado Huando, el cual difícilmente pude ubicar en el mapa del Perú antes de mi aventurero viaje.

Bueno, cierto día llegó al campamento en el que trabajábamos, la esposa de un ingeniero muy amigo mío con el que compartíamos habitación y mientras estábamos en la tertulia post almuerzo ella hizo un comentario sobre el dedo índice de mi mano derecha. La verdad, yo nunca antes había reparado en la singular forma de la uña de dicho dedo y mucho menos tenía idea que su forma implicaba algunas características de mi personalidad.
- Ah, ¿Quiromántica? – pregunté -
- No. Quiróloga. – sentenció-
Supuse de inmediato que era exactamente lo mismo, pero ella se encargó de explicar la diferencia ante la atenta mirada de las 5 o 6 personas alrededor de la mesa, luego de lo cual empezó a describir algunas características mías que ella podía interpretar por la forma de la uña de mi dedo índice. Debo reconocer que dijo algunas cosas que me describían perfectamente, sobre todo en algunos malos hábitos que me acompañaban en aquella etapa de mi vida. Esto desde luego despertó la curiosidad de los presentes y literalmente “sacamos cita” para que nos cuente más, ya que de un momento a otro tenía personas interesadas en conocer lo que decían sus manos. Ella fue clara en indicar que esto “no era brujería” sino mas bien “una ciencia”. Pensé lo mismo que cuando escuché quiromántica y quiróloga.
Horas mas tarde estuvimos reunidos junto a ella. Ella leyó la mano de una chica que trabajaba también en la obra y la sorprendió diciéndole cosas y situaciones por las que en realidad ella estaba atravesando. Minutos después llegó mi turno. Resulta que “la palma de tu mano dice que tendrás una larga vida. Mira, esta es la línea de la vida, no se interrumpe, vas a llegar a viejo. Vas a tener siempre buenos trabajos, te va a ir muy bien profesionalmente. Te vas a casar, vas a ser muy feliz en tu matrimonio, tendrás hijos pero… no te alarme por lo que te voy a decir, pero… quedarás viudo a los 34 años”
- Me casaré a los 35. Siempre hay forma de sacarle la vuelta al destino.
- Bueno, vas a ver que no. Es lo que dice tu mano.
- ¿Sabes qué? Yo no creo en esto, parémoslo ya.
Todos nos reímos. Claro, mientras decía que todo iría bien si lo creía. Cuando la cosa se puso peluda:” bah, esas son tonterías”

Recuerdo haber llorado esa misma noche; no por lo que me había dicho la guapa “quiróloga” (no quiromántica”), sino porque sabía que yo había pecado. Desde niño había aprendido que Dios prohíbe y condena todo tipo de oscurantismo y adivinación. En el libro de Deuteronomio, capítulo 18 versos 9 al 12 dice: “Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego (sacrificio de niños a dioses falsos), ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti”.
Y yo a sabiendas que esto es abominable ante Dios me embarqué en consultar mi futuro cuando en realidad este depende de Dios y no de mí. Soy un convencido que toda práctica de adivinación y oscurantismo son diabólicas. Creo tanto en el bien como en el mal y creo que tales prácticas son completamente malignas.
Desde luego este evento trajo consecuencias en mi vida: me angustié mucho respecto al futuro (aún cuando faltaban 12 años para quedarme viudo), me desconcentraba con facilidad, durante muchos días no dejé de pensar en esto, tenía un gran sentido de culpa, tuve feos sueños, en fin, no fueron agradables los días siguientes.

El segundo evento ocurrió en el año 1998. Me había reunido con un buen amigo mío para comer en la calle de las pizzas en Miraflores, y mientras comíamos y conversábamos alegremente, irrumpió en nuestra conversación una mujer gitana. Era una mujer de unos 50 años o más, que sin pedir permiso ni disculpas nos interrumpió para ofrecernos sus servicios quirománticos. Estaba ataviada con una vestimenta tal cual se escenifican a las gitanas por lo que llamó poderosamente mi atención.
Yo, que ya estaba curado de la experiencia que les conté líneas arriba, despedí educadamente a nuestra inesperada compañía en la mesa, indicándole que no deseábamos sus servicios, cuando ella atacó:
- Oye mocoso, ¿no te han enseñado que nunca se rechaza a una gitana? Vas a ser un madito toda tu vida por hablarme así. Si, te estoy maldiciendo.
Nunca nadie me había hablado así. Me quedé helado y sentí un temor indescriptible. Esta mujer me miró con mucho odio, creo que tenía impresa la mirada más horrible que jamás haya visto en mi vida, literalmente sentí todo su odio hacia mi persona. Tardé un poco en recuperarme y cuando lo hice ya se estaba dirigiendo a mi amigo. Este, tan asombrado como yo, le pidió que nos espere y que una vez que terminemos le permitiría leer su mano.
En los minutos que estuvimos juntos antes de terminar, este amigo me comentó que si quería sus servicios, pues él había embarazado a una chica menor de edad en el pueblo donde trabajaba y quería saber que podía decirle esta mujer. No pude persuadirlo a desechar el ofrecimiento pagano de esta mujer.
Terminamos y ella se acercó nuevamente, y nuevamente también me despreció con su mirada. Luego de unos tres o cinco minutos terminó con mi amigo quien retornó con el rostro completamente desencajado y no necesité que me cuente algo para saber que algo impactante le había referido esta mujer.
En efecto, ella le había dicho que iba a tener un hijo y que esta relación le traería muchas complicaciones en el futuro y algunas cosas más que prefiero no recordar. Luego de decirle todo esto preparó en pocos segundos un pequeño amuleto y le dijo que lo lleve consigo siempre, pues ese amuleto tenía el poder de alejar de él todo daño o maldad que alguien pudiera hacerle, y que le iba a servir para salir bien librado de la situación pre-paternal que tenía que afrontar.
Estaba tan desconsolado y preocupado que se arrepintió de haber consultado a esta mujer. Yo tontamente comenté: “Te lo dije”. En ese momento tome valor para hablarle de lo que refiere la Biblia sobre estos temas y lo convencí de lanzar lejos ese amuleto pues si no lo hacía iba a depender de él toda la vida. Este amuleto lo tendría sugestionado por siempre y quiera o no iba a ligar su alma a esta adivinadora. Lo convencí, pues decidió arrojar lejos el amuleto y romper esa atadura con el mal. Le conté mi experiencia con la “quiróloga” (no quiromántica) y como esa experiencia me afectó emocionalmente.

Han pasado los años y a raíz de la preocupación de mi hoy muy angustiada querida amiga, creo oportuno hacer un recuento de las predicciones y conclusiones que puedo sacar de mis experiencias con las ya descritas quirólogas o quirománticas ¿qué mas da?

Creo que mi experiencia con la quiróloga (no quiromántica) me sirvió para comprobar que sumergirse en el mundo de la adivinación y predicciones de los eventos futuros solo trae angustia y preocupación. En mi caso, un sentimiento de culpa por probar de esto aun sabiendo de los peligros que conlleva.
Creo que la descripción que hizo de mi bien pudo ser la de cualquier otro muchacho de 22 años: desordenado, que no se conforma con lo que tiene, que le gusta ser el centro de atención cuando está en un grupo, desinhibido, que siempre deja cosas para el día siguiente, un poco despilfarrador, etc, etc. Si bien en su momento me sorprendió porque así era yo en aquella época, hoy pienso que no necesariamente era por la forma de la uña de mi dedo índice, la cual hoy por hoy tiene la misma forma, pero definitivamente no soy el mismo tipo de hace 12 años.
Otra de las cosas en las que acertó esta quiróloga (no quiromántica), es en que soy un hombre “felizmente” casado, soy un feliz padre de familia de dos hermosos y adorables hijos, y por la gracia de Dios (no por mis propios esfuerzos) me considero una persona exitosa. Hoy tengo 34 años de edad, mi bella esposa Angélica goza de una buena salud y aún cuando faltan 7 meses para pasar la etapa de “riesgo de viudez” soy un convencido que el destino de la vida de mi esposa no está en las líneas de mi mano sino en las poderosas manos de mi Dios, de quien en realidad depende mi vida y la vida de los míos. Dios ha dado, Dios puede quitar, y en cualquiera de las dos situaciones yo le agradezco y le bendigo.

De mi experiencia con la mujer gitana ¿Qué puedo decir? Bueno, que luego de derramar su odio y toda su maldición sobre mi vida, ha pasado el tiempo y me siento más que bendecido por Dios. Como le he dicho a muchas personas, en mi vida han pasado cosas en las que he llegado a pedirle a Dios que no me bendiga más. No se que será de esta pobre mujer que andaba embaucando y maldiciendo a cuanto transeúnte se le cruzaba; Dios quiera que haya encontrado una forma de alejarse de esa forma de vida.

Quiero terminar mi posteo con un mensaje para mi querida amiga angustiada por su futuro: Mira mi querida amiga, deja tu futuro en las manos de Dios y no dejes que se quede en la mano de tu novio. Una vez Jesús dijo:”Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y me siguen… y NADIE las puede arrebatar de mi mano. Mi Padre que me las dio, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” Estando en las manos de Dios estamos a buen recaudo. Tu destino no está en tus manos sino en las manos de Dios.