miércoles, 30 de diciembre de 2009

Felíz Año 2010


Queridos amigos: En esta última entrada del 2009 va para ustedes mis más sinceros deseos de prosperidad para el Nuevo Año 2010. Deseo de todo corazón que para cada uno de ustedes sea un excelente año; un año en el que puedan alcanzar todas las cosas que se propongan y hago votos para que la paz y la felicidad reinen en cada uno de sus hogares.

Amigos míos, espero seguir llegando a ustedes a través de esta humilde tribuna durante el 2010. Una vez más, gracias por leer mis excentricidades y cursilerías, y además tener la generosidad y grandeza de dejarme sus comentarios. Es para mi una forma de estar cerca de ustedes, entrañables amigos a quienes no puedo abrazar ni saludar todos los días. En buena hora para mí (espero que para ustedes también) que aún me quedan ganas por seguir con el blog.

Finalmente deseo que Dios derrame sus bendiciones sobre cada uno de sus hogares y en especial sobre cada uno de ustedes.

Feliz 2010.

Influencia que trasciende

Hace dos semanas estuve en la siempre bella y acogedora ciudad de Cajamarca, ubicada en la sierra norte del Perú; ciudad que como siempre me recibió con sus bellos prados y sus hermosas calles andinas con encantadores paisajes de fondo. Fue inevitable que vuelvan a mi mente los meses que me tocaron vivir en esa ciudad allá por el año 1995. Y aunque esta vez no fue un paseo lo que me llevó a Cajamarca sino más bien un breve viaje de trabajo, tuve la oportunidad de visitar a un viejo y entrañable amigo mío llamado Elías Huamán. El es un misionero que radica varios años ya en Cajamarca y ejerce un pastorado en la Iglesia Filadelfia de esa ciudad. A pesar que llegué algo tarde al culto de oración pude oir parte de la exposición que Elías dio. Ese día tenían un invitado especial en su culto: el Pastor Frank Carmical.

Acabado el servicio tuvimos la oportunidad de disfrutar una agradable cena en la casa de Elías. Una buena parte de nuestra conversación fue sobre la forma en cómo hoy en día una gran la niñez de todo el mundo se echa a perder debido a un indolente falta de presencia de la figura paterna en el hogar.

Frank nos habló acerca de un hombre llamado Jonathan Edwards quien es conocido como uno de los principales misioneros para los nativo americanos del Siglo XVIII y como uno de los principales teólogos protestantes de la historia de los Estados Unidos, incluso llegó a se Presidente de la Universidad de Princenton. Muchos consideran que su principal obra fue el primer Gran Avivamiento de la Iglesia Protestante entre 1740 y 1742. Sus predicaciones y su legado histórico aún son estudiados en muchas escuelas teológicas e incluso en universidades en todo el mundo.

Sin embargo hubo algo que nos contó Frank sobre Jonathan Edwards que pude corroborarlo en Internet. Edwards se casó con una mujer de sólidos principios bíblicos llamada Sarah. Ambos tuvieron once hijos a quienes él, personalmente, se encargó de discipular y transmitir toda su fe pues consideraba que su principal aporte a su nación era dejarle una generación de hombres que amaran a Dios y sirvieran de corazón limpio a la sociedad.

Un estudio investigó el árbol genealógico a partir de Jonathan y Sarah Edwards encontrando lo siguiente entre 729 descendientes:

400 cristianos de renombre
13 presidentes de universidades
65 profesores universitarios
100 abogados
32 jueces estatales
85 autores de libros clásicos
66 médicos
80 oficiales políticos
3 gobernantes estatales
3 senadores
1 Vicepresidente de los EEUU.

Es impresionante la influencia que tuvo Edwards sobre la vida de sus 11 hijos, quienes seguramente replicaron esa influencia en sus hijos y así de generación en generación. Edwards puso en práctica lo que dice en la Biblia: Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. (Deuteronomio 6:5-9)

Creo que nosotros somos consecuencia de lo que pasó con nuestros antepasados directos, de nuestra propia herencia familiar; pero tenemos a la vez la oportunidad de hacer un punto de quiebre si es que hasta aquí la cosa no anduvo bien. Podemos superar nuestras debilidades para dar el mejor ejemplo a nuestros hijos y que ellos hagan lo mismo con los suyos.

Frank Carmical nos contaba que una anciana de su iglesia en los EEUU aporta económicamente para su labor como misionero en China. Esta anciana es una descendiente de Jonathan Edwards.

Me pregunto: ¿Fue el avivamiento del Siglo XVIII la principal obra de Jonathan Edwards? Creo que no. El principal legado de Edwards fueron muchos hombres y mujeres con principios sólidos producto de la fe de este hombre y la de su esposa Sarah.

Seamos una buena influencia para nuestros hijos. Lo que ellos ven… ellos hacen.

Les dejo este video que realmente es impactante. El mensaje final dice: "Children see: Children Do. Make your influence positive" (Los niños ven: Los niños hacen. Haz tu influencia positiva)

lunes, 7 de diciembre de 2009

25 años caminando con Jesús

Han pasado 25 años desde que invité a Jesús a vivir en mi corazón y hacerlo el Señor de mi vida. Era apenas un niño de 10 años cuando en una noche fría del mes de Noviembre de 1984 hice una oración pidiendo a Jesús que perdone mis pecados y que viva dentro de mí. Es cierto ¿Qué pecados tendría que perdonar Jesús a un pequeño niño como lo era yo? ¿Cuántos pecados pude haber acumulado en esos 10 años de corta vida? Con seguridad les digo que no muchos, pero con seguridad también les digo que a mi corta edad comprendí el sacrificio de amor que Jesús hizo por mí cuando murió en la cruz. A los 10 años escuché por primera vez el verdadero sentido de la muerte de Jesús y del amor que tuvo por nosotros, pues a pesar de haber estudiado en un colegio católico nunca escuche como aquella noche todo lo que Jesús tuvo que hacer por amor a mí. Y así, siendo un pequeño niño sin grandes pecados acumulados me hice hijo de Dios a través de una oración, y a partir de allí adopté una fe grande en aquel que lo entregó todo por mí.

Han pasado 25 años y ahora soy un hombre adulto que durante todos estos años aprendió que lejos de Jesús no es lo mismo ni es igual. En estos 25 años Dios me ha mostrado tanto, me ha dado tanto, me ha bendecido tanto que es imposible para mi no considerarlo en las cosas que hago. Todos estos años he sido testigo de una obra milagrosa de Dios en mi vida, me considero un milagro de Dios si necesidad de haber acumulado grandes pecados en mi vida. Me considero un milagro de Dios porque solamente él puede dar tal multitud de bendiciones a una persona tan común y corriente como yo, porque simplemente El no me ve de esa manera, El ve en mí a un hijo amado y a alguien especial y diferente de los demás.

En todos estos 25 años Dios ha sostenido mi vida y la vida de mi familia de una manera maravillosa. Yo puedo decir hoy como dijo alguna vez el salmista David: “Te alabaré porque formidables, maravillosas son tus obras. Estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien”.

Estuve pensando en hacer una crónica de estos 25 años caminando de la mano de Jesús. Estuve pensando muchos días en lo que podría escribir y desde luego, consideré que sería mezquino precisar todo lo que viví en una sola entrada de este blog. Simplemente mi Dios sabe que todas sus bendiciones las guardo en mi corazón y que mi deseo es escribir todo esto como una muestra de agradecimiento por todo lo que ha hecho por mi. Pienso en todas sus bendiciones y se me eriza el cuerpo de recordar sus múltiples muestras de amor para conmigo.

Finalmente amigo mío, como un homenaje a Jesús por estos 25 años, quiero decirte que ese mismo Dios que me bendijo con el regalo tan grande de la salvación tiene un gran amor guardado para ti. El espera con sus brazos abiertos el momento que abras tu corazón a él. No importa cuantos pecados cargues acumulados. No necesitas tener muchos para invitarlo como Señor de tu corazón. Tampoco debes temer si cargas un gran bagaje de pecados, El puede perdonar todos tus pecados si vienes a El con un corazón arrepentido y le pides que viva en tu corazón. Te dejo unas palabras que el mismo Jesús dijo: “Venid a mi todos los que están cansados y cargados, y yo los haré descansar”.