domingo, 22 de febrero de 2009

"La parejita"


Hoy mis queridos amigos Israel y Sara me contaron que ayer les dieron la noticia sobre el sexo del bebé que Sara lleva dentro: Será varón. Cuando me lo dijeron, la verdad me alegré porque hace algunas semanas él me había contado sus deseos de tener ya un hijo varón. Danka es la primogénita de estos amigos míos por lo que no lo normal es pensar: “Que bacán, ahora ya van a tener su parejita”.

En similar situación están mis amigos Kike Guillén y su esposa Julia. Hace poco le hicieron una ecografía a Julita (desde luego) y le informaron que tendrán una mujercita, a quien llamarán Lisbeth y hará parejita con mi sobrino de cariño Esteban.

Las veces que me han preguntado sobre cuántos hijos tengo, y he contestado que tengo un varoncito y una mujercita, la mayoría de veces me han dicho que tengo mucha suerte porque ya tengo mi parejita, y “allí nomás quédate si ya tienes tu parejita”.

Tener la parejita al parecer es lo ideal en las familias limeñas del siglo 21 (no se de realidades en otras ciudades). Hoy en día las familias estiman tener cuando más un par de hijos, ya no es muy común que tus amigos tengan tres hijos, o que alguno ya se vaya por el cuarto, y si es así “compadre ya hazte un nudo” o “cómprate un televisor”, con “lo difícil que está la vida” y “lo bravo que es educar a uno y tu te mandas con tres”.

Creo que años atrás, antes que pensar en tener la parejita las parejas pensaban más en tener cuando menos un hijo de cada género, y esto les han llevado a “buscar” el varoncito o la mujercita según sea el caso. Aquí les cuento algunos casos que se me vienen a la mente...

Pienso de inmediato mis querido “tíos” Giovanni Queirolo y su amada esposa Norma. Ellos tuvieron a Giuliano (Canito para los amigos, hoy padre de tres bellos hijos), y luego tuvieron a los gemelos Giannino y Giuseppe, contemporáneos míos y compañeros de carpeta en el Colegio San Antonio del Callao. Recuerdo que tanto el tío Giovanni como la tía Norma “se apropiaron” de una linda sobrina suya, y veían en ella a la hijita que siempre quisieron tener. El nombre de ella era Kiara. Pues resulta que cuando los gemelos tenían unos 16 años, la sorpresa del año fue el embarazo de tía Norma. Todos querían que tenga “su mujercita”, y en épocas en que las ecografías no eran nada seguras en cuanto a anunciar el sexo del feto, la expectativa se mantuvo hasta el final. Nació Giancarlo y murieron los sueños de mis queridos tíos de tener “su mujercita”. Hoy gozan de dos bellas nietas, una de Giuliano y una de Giuseppe.

También puedo recordar a unos hermanos de mi iglesia a quienes también tengo un cariño especial. Angel Motta y su esposa Gladis Luque. Ellos tuvieron primero a Karen, luego llegó Paola (o sea no tuvieron “la parejita”), siguieron intentando para que llegue el varón y llegó Fiorella. Yo hubiera tirado la toalla allí, pero Angelito no. Por eso llegó Cesia y ya eran cinco mujeres contra un hombre en la casa de los Motta Luque. Pero ellos querían el varón, aquel que iba a conseguir que el apellido Motta siga una generación más, y se animaron por el quinto hijo. Y ¿Qué creen? Así es, nació Samuel. El día que nació Samuel fue de película. Toda una celebración en casa de los Motta. Lo tengo claro en mi mente aún cuando Samuel ya tiene 17 años.

Sin ir muy lejos, mis progenitores tuvieron cuatro hijos porque quisieron tener una mujercita. Es decir, si en su tercer intento la hubieran tenido, en estos momentos ustedes estarían leyendo cualquier blog menos El Rincón del Tavo. Mi mami cuenta que cuando se enteró que yo había nacido varón, aún en su momento post parto entristeció porque la mujercita no había llegado. Recién en el cuarto intento llegó mi querida hermana Leslie.

También tengo amigos que habiendo tenido la oportunidad de quedarse con la parejita, tuvieron un tercer hijo. Normalmente uno dice “fue un autogol” ¿no?, pensando que lo ideal es tener un varón y una mujer. Allí esta mi gran amigo Frank La Chira, que teniendo a Frank Joel y a Betsy tuvieron a Estephany. O a mis amigos Fernando y Cecilia Orúe, que tuvieron a Diana y a José, y luego llegó Josué (ese si fue autogol por confesión expresa de Cecilia).

Luego está el caso de los que no se aventuraron en la búsqueda del segundo género. Mi hermano del alma Lorenzo Gómez y su esposa Angie Leuridan se quedaron con Jose Luis y Jose Antonio. Norman y Patricia Arce tuvieron a Christopher y a Joao y allí se “plantaron”. Unos hermanos de mi iglesia, los esposos Barreto Alvarez tuvieron a Abigail, y sus gemelas Cinthya y Claudia, y no fueron por más. Otros “tios” muy queridos Cesar y Gloria Quintana tuvieron tres mujercitas (la tercera fue buscando el varón) y allí se quedaron.

Pero en virtud de la parejita, muchos se han quedado allí, con dos hijos. En mi caso, algunos saben que yo quisiera tener un bebe más en el futuro, pero consejos médicos no recomiendan un tercer embarazo en Angélica luego de dos partos que no llegaron a los nueve meses por problemas de preeclampsia. Pero igual los amigos siempre dicen, “ya tienes tu parejita, quédate allí nomás”.

Al hablar de la parejita más se piensa en los padres. Creo que los primogénitos en la mayoría de casos preferirían tener un hermano del mismo sexo con quien podrían compartir más juegos en común. En mi niñez y adolescencia fui más pegado a mi hermano Miguel que a mi hermana Leslie. Y eso que en cuestión de tiempo soy prácticamente punto medio entre ellos.

Dos hombres, dos mujeres, una parejita, cuando menos uno de cada género, en fin. Los hijos los envía Dios de la forma en que El quiere. No por algo dice la Escritura, “herencia de Jehová son los hijos, cosa de estima el fruto del vientre”.

Hasta la próxima.

viernes, 20 de febrero de 2009

¿Y los derechos del niño?

- Papá, quiero hablar contigo.

- Dime Sebas, ven siéntate a mi lado. Hablemos.

- Pero papá, quiero que lo tomes con calma.

- ¿Por qué lloras Sebas? Hey hijo, ¿Qué pasa? Hijo, hijo…

No podía soportar la angustia que mi pequeño hijo traía consigo, estaba asustado, temblaba y no dejaba de llorar abrazándome fuerte.

- Hijo, me estás asustando. ¿Qué es lo que pasa?

- Papá, perdóname, por favor, perdóname.

- Sebas empiezo a angustiarme más que tú. ¿Qué es lo que pasa?

Esta vez tuve que alzar la voz.

- Papá embaracé a una chica.

- ¿Qué? Pero… ¿De qué hablas Sebastián? ¿Sabes los que estás diciendo?

- Papá, no se que hacer

- ¿Y tu crees que yo se que hacer? ¡Eres apenas un niño de 13 años! ¿Quién es la chica? Sebas ¿Qué has hecho? Deja de llorar y habla ahora como un hombre. ¿Quién es la chica?

- Papá es Marianita.

- ¿Qué? ¡Pero si ella es otra mocosa! Y ahora ¿Con qué cara veo a sus padres? ¡Tú no sabes en lo que nos has metido a todos! ¡Es una niña de 15 años!

 

De pronto desperté angustiado. Asustado. Temblando. Sudaba y había empezado a llorar por la angustia. Vaya que el caso del niño de 13 años que acaba de hacerse padre en el Reino Unido me ha impactado mucho. Pero en realidad, más que por la noticia en si, estoy impactado por la exposición a los que han sido sometidos tanto el pequeño Alfie Patten como la madre adolescente Chantelle Steadman.

Al ver las fotos de ambos niños junto a su pequeña bebé lo primero que me pregunté fue: ¿Dónde están sus padres? ¿Cómo es posible que esas criaturas hayan sido expuestas de una manera tan cruda ante el escándalo mediático? Es cierto, son criaturas que, en un acto de irresponsabilidad acorde a la edad de ambos, se embarcaron en una relación  que ha traído como resultado la llegada al mundo de una pequeña bebé que ya es portada en todos los diarios del mundo. Pero, mi pregunta es: lo poco común de esta noticia ¿Es una razón para que los tres implicados (padres y bebé) sean expuestos de esa manera? 

Hasta donde tenía entendido, los derechos internacionales del niño contemplan la privacidad de su identidad lo cual implica mantener la reserva de sus nombres e imágenes, y sin duda alguna este es uno de los casos en que la identidad de los pequeños ha debido mantenerse en reserva. ¿Es que acaso valen más los miles de dólares por las exclusivas fotos, que la privacidad e intimidad de estos pequeños irresponsables? ¿Es que ahora hacer lo incorrecto a corta edad es digno de aparición en todos los medios? Creo que los padres de estos niños, porque niños son, han debido cuidar al máximo que ellos no sean expuestos a los medios. ¿Vieron que ya salió otro adolescente por allí reclamando la paternidad de la criatura?, lo cual deja a la joven madre con la imagen de adolescente promiscua. Y los padres del papá-niño o niño-papá no contentos con ponerlo como portada en los diarios y revistas, permiten que el pequeño “calentón” salga a la prensa reclamando como todo un macho una prueba de ADN. ¿Es que estamos locos o es verdad aquello de que "Cuando todos están locos, estar cuerdo es una locura"?

Yo no voy a exponerlos una vez más. Por eso quiero proteger su identidad y privacidad, si es que aún queda un poquito de ella.

martes, 3 de febrero de 2009

Empacando recuerdos


Una de las cosas que mejor creo saber hacer, es encariñarme con las empresas en la que me ha tocado trabajar. Tengo una forma de pensar que me hace vivir al máximo el sentido de pertenencia, el sentir que la empresa y todo lo que hay en ella es mía, por lo que la identificación con ella se hace muy fuerte.

El último sábado 31 de enero fue mi último día de trabajo en Braillard S.A., empresa que me abrió los brazos y de la que fui parte durante cuatro años (como me dolió escribir “fui”). Tenía previsto guardar la compostura durante la despedida, y esto lo tenía planeado desde el 09 de enero, fecha en la que me reintegré luego de un mes de vacaciones en el que cerré negociaciones con la empresa en la que ahora trabajo. Quise que todo esté “tranquilito nomás” al momento de decir “adiós muchachos” pero no se pudo. La emoción te gana, más aún cuando los que te despiden se emocionan y te dicen cosas que tu no esperas escuchar.

Los últimos días de trabajo, a la vez que hacía las cosas que tenía que hacer, dedicaba tiempo a guardar algunos archivos, fotos, documentos, reenviando e-mails, pero sobre todo “EMPACANDO RECUERDOS”. ¡Qué bestia! Es increíble la avalancha de recuerdos que venían a mi mente, y de repente “no te vayas pe Gustavo” decía la Viole, mi amiga y fiel asistente. Una chica que en pocos años creció como persona y como profesional de una manera alucinante. Fui testigo presencial de los progresos de esta chica, y mientras escribo me vuelve a la mente la imagen de su primer día de trabajo en Braillard. Hoy, casi tres años después definitivamente no es la misma y yo me alegro. Y minutos antes del abrazo final, me entregó su parte de matrimonio. Viole: Cuando leas esto, piensa en que uno de mis más grandes orgullos como profesional eres tú. Verdad que si. Que Dios bendiga tu matrimonio.

Me siento muy afortunado de haber compartido cuatro años de trabajo con un equipo humano de primer nivel. Aprendiendo muchas cosas del que fue mi jefe pero siempre será mi amigo, y también de todos lo que compartieron conmigo estos cuatro años. Ver crecer profesionalmente a varios muchachos ha sido algo gratificante, y me alegra que la persona que ha asumido mi cargo como Jefe de Servicios Post Venta sea una persona de “la casa”, mi amigo Miguel Angel Arteaga a quien le sobran capacidades para hacer una gestión de excelencia en su nuevo puesto de trabajo.

Ahora tengo frente a mí un gran proyecto profesional al que le haré frente muy confiado en que Dios me acompaña y me ilumina. Se que Dios es el causante de estos cambios, y de que El tiene preparadas para mi cosas mucho más grandes aún de las que ahora gozo. Y le agradezco. Le agradezco porque vivo en carne propia aquello de que “sus misericordias son nuevas cada mañana, y grande es su fidelidad”. Ya les contaré sobre mis nuevas coordenadas.

Un abrazo a todos.