martes, 3 de abril de 2012

Semana ¿Santa?

A lo largo de los años, muchas personas que saben de mi fe cristiana evangélica me han preguntado si celebro (sic) la Semana Santa y si estas fiestas (sic) tienen un significado especial para mí. Nunca me ha incomodado dar respuesta a esta pregunta, al contrario, aprovecho la oportunidad para ampliar el concepto que pueden tener otras personas sobre lo que profeso como evangélico.

El sentido que tiene la Semana Santa para mí dista mucho a la forma en que fui enseñado cuando niño. Recuerdo que en mi niñez, cuando profesaba la fe católica, las personas mayores no nos dejaban por ejemplo jugar porque “es pecado niño estar por allí jugando mientras Cristo está clavado en la cruz”, o “si pateas la pelota estás pateando el cuerpo de Cristo, ¿no te ha dicho eso tu mamá?”. El sentido de culpa era terrible, lo recuerdo claramente. Ah y el clásico “no se come carne porque el que come carne come la carne de Cristo”. Creo que esta forma de pensar ha cambiado con el paso de los años, tal vez la única de estas tradiciones que permanece a la fecha es la de no comer carne durante la Semana Santa.

Pues bien, la Semana Santa no es para mi una “fiesta” precisamente ni mucho menos un motivo de celebración. Por el contrario son fechas para reflexionar y recordar lo que Jesús hizo por el hombre. Desde luego aprovecho para descansar en familia y si es posible alejarnos un poquito del mundanal vértigo de la ciudad.

Lamento sí, que al igual que la navidad, Semana Santa se haya convirtido en oportunidad de negocio de muchas personas, sino pregúntenle a los vendedores de pescado que elevan sus precios en dos o tres veces. Y que hay de los encartes que nos llegan con El Comercio el mismo día del famoso “Domingo de Ramos”: Carpas, lámparas, colchones inflables, bolsas de dormir, etc: claro si medio mundo se arranca a las playas a acampar. En fin, cada uno tiene derecho de pasarlo de la mejor manera según su fe y la importancia que le da a la fecha.

Finalmente creo que recordar solamente una vez al año lo que Jesús hizo por nosotros es muy mezquino. No soy un cucufato, pero creo que permanentemente debemos recordar el acto de amor de Jesús por nosotros. Nos hemos acostumbrado a dejar a Jesús a un lado de nuestras vidas. Si Semana Santa es solamente una fiesta litúrgica que por tradición seguimos, nos viene bien leer lo que Jesús dijo: “Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo: Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí” (Mateo 15:6-8).

Relájense y disfruten en estos días libres, y si pueden reflexionen un poquito sobre el amor de Dios para nosotros. Aunque sea después de la resaca.